Pero quisiera contaros una anécdota de su autor, Edgar P. Jacobs por boca de otro profesional del medio que le conoció.
Jacobs trabajó durante algunos años como colaborador en la serie de Tintin de Hergé. No tenía firma dentro de la serie, y cuando pidió créditos y Hergé se negó, más allá de los problemas que esto pudo originar entre los dos, siguieron siendo amigos. Además, propició que Jacobs se dedicara de lleno a la serie por la que es conocido (esa que a mí no me gusta). He aquí la anécdota:
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Era en 1945, algunos meses después de la liberación de Bruselas. En aquel tiempo yo vivía en Boistfort (cerca de Bruselas) y ya hacía algunos años que mi amigo Edgar-Pierre Jacobs trabajaba conmigo. Ahora bien, aquella tarde debía tener lugar una gran manifestación patriótica en los límites del pueblo, con objeto de dar el castigo ejemplar y rápido a los "kolaboracionistas" y, en general, a todos aquellos que, como se decía entonces, habían "dudado de los destinos de la Patria". Y había corrido el rumor, en Boisfort, de que "se vería algo bueno", que habría expediciones punitivas y que se asistiría a algunas "defenestraciones"... Pero como las aventuras de Tintin habían sido publicadas en Le Soir durante la ocupación, era más que suficiente para ser clasificado como ¡incívico! Incluso Milú había sido acusado de "haber metido su hocico en los cubos de basura alemanes", según dijo un académico cuyo nombre tendré la caridad de callar...
Entre tanto, aquella tarde, terminada su jornada, Jacobs me dejó para irse a su casa, y nos separamos con el tradicional "Hasta mañana". Y he aquí que hacia las ocho y media, después de cenar, sonó el timbre de la puerta. Como no esperábamos a nadie, ligeramente sobresaltado fui a abrir, ¡y me encuentro frente a mi amigo Edgar! Sorpresa tanto más grande por cuanto llevaba en la mano un sólido palo que le veía por primera vez. ¿Qué buenos vientos le traían a mi casa precisamente aquella noche?...
Pues bien - me explicó-, era muy sencillo: tenía que hacer un recado en el barrio, y al pasar por allí lo había aprovechado para hacernos una visita y darnos las buenas noches a mi mujer y a mí. Total, que estuvo durante toda la velada con nosotros. Hacía buen tiempo y pasamos el rato en la terraza. A lo lejos se oían los rumores de la manifestación y las aclamaciones de la muchedumbre puntuando los discursos de los oradores...
Ya muy tarde, cuando el silencio se hizo en la noche y en el momento de despedirse, Jacobs me confesó, finalmente, la verdadera razón de su visita, razón que, por otra parte, yo ya había adivinado hacía rato: vino para defenderme en el caso de que unos "patriotas" demasiado excitados hubieran tenido intención de hacerme una trastada... A Dios gracias no se produjo nada y el garrote pudo quedarse, apaciblemente, en el paragüero.
Pero jamás olvidaré el gesto de amistad y valentía de mi querido Edgar. Y yo sé, desde aquel día, que cuando Mortimer corre en socorro de Blake, o inversamente, no es solamente ficción., ¡es Jacobs, que se revela por completo!
(Julio 1972)
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Sadoul: En definitiva, ¡Edgar Jacobs es Haddock!
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Extraído de Conversaciones con Hergé por Numa Sadoul. Traducción de Johanna Givanel.
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AÑADIDO: He visto hace bien poco La red social. La película está muy bien y es más que recomendable. Pero este post es mi respuesta a ciertas cosas de las que habla la película.