LOS PLACERES CULPABLES DE JOHN WATERS: INTERIORES (WOODY ALLEN, 1978)

"Sí, Interiores. Ya sé que los lectores pensarán que soy deliberadamente perverso, pero creo que esta película es una obra de arte, aunque me sonroje al escribir esto. Incluso volví a verla por segunda vez la semana pasada porque no me fiaba de mis reacciones iniciales de entusiasmo, pero ahora sé que estoy en lo cierto. Digan lo que quieran, pero Interiores tiene todas las características que para mí debe tener un filme 'serio': angustia, divorcio, intentos de suicidio, religión, rivalidad fraterna, incapacidad de comunicarse.

La interpretación es brillante. Especialmente la de Geraldine Page. Nada más contemplar la expresión de su rostro cuando se siente destrozada interiormente ya hace que merezca la pena pagar el precio de la entrada. No me extraña que esté loca , con unos hijos cinematográficos tan arrogantes. Dos escenas favoritas: E. G. Marshall diciéndole a Geraldine Page en la iglesia que podrían volver a casarse, lo que hace que ella pierda el control, empiece a tirar velas al suelo y salga rabiando del templo, en un plano que la va siguiendo y que realmente llega a impresionar; y la escena del intento de suicidio, que comienza con primeros planos de la cinta adhesiva negra mientras es arrancada del rollo, con un sonido que destroza los oídos, para sellar todas las puertas y ventanas antes de abrir el gas. Hasta Bergman estaría celoso.

Woody Allen debería dirigir siempre películas serias y no interpretar nunca sus propias producciones. Si Interiores hubiera sido hablada en sueco con subtítulos y dirigida bajo un nom de plume, habría tenido las críticas entusiastas que se merecía, pero en cambio los críticos parecieron escandalizarse de que Woody Allen no intentase ser divertido y acabaron tratándolo como si Russ Meyer hubiera hecho una película protagonizada por Twiggy en vez de una de sus bellezas pechugonas."

(JOHN WATERS)